martes, 28 de junio de 2011

Un futuro optimista


No cabe duda de que hay menos mujeres que hombres en puestos de responsabilidad, pero quiero ser optimista. Si echamos la vista atrás, hace quince o veinte años eran muy pocas las mujeres que ocupaban puestos de alta dirección en una compañía, entidad o Administración Pública.

Por poner algunos ejemplos, en tres décadas el número de alcaldesas se ha multiplicado casi por trece hasta llegar a las 1.221 en toda España y cerca de un 31% de los ediles en los consistorios españoles son mujeres, según datos del Ministerio de Administraciones Públicas. En la empresa privada el número de hombres que alcanza un puesto directivo sigue siendo muy superior al de mujeres. En nuestro país el 56,9% de los titulados universitarios son mujeres, sin embargo el porcentaje de féminas que ocupa cargos de responsabilidad es muy inferior a este porcentaje, algunos estudios lo cifran en un 20%-25%. En el último lustro, el número de mujeres con puestos directivos en España ha aumentado un 3%, según un estudio de la consultora de Recursos Humanos Hudson.

Estas cifras indican, al menos, un crecimiento sostenido, aunque demasiado lento. Pero al menos significan que la sociedad y las empresas españolas van cambiando de mentalidad.

El quid de la cuestión radica en la conciliación de la vida personal y laboral. Por un lado, algunos empresarios siguen teniendo prejuicios a la hora de contratar a mujeres para puestos de decisión, no porque piensen que están menos cualificadas y preparadas, creo que eso ya quedó atrás, sino que presuponen que si están en edad de concebir o ya tienen hijos no van a poder asumir la responsabilidad y disponer del tiempo que, en principio, requieren este tipo de puestos. Por otro lado, hay mujeres que aún teniendo la oportunidad de crecer profesionalmente y acceder al alto escalafón no están dispuestas porque prefieren tener un trabajo más o menos cómodo para tener tiempo para sus familias.

Para evitar estas situaciones, hay que promover la conciliación, pero ésta es cosa de todos, no sólo de las mujeres. Tenemos que cambiar de mentalidad y aplicar la igualdad de género también al ámbito privado para que después se traslade al laboral. Como decía Xavier Sala, ‘la pareja tiene que mirarse’, debe apoyarse y no dejar la mayor parte de la responsabilidad familiar a la mujer. ¿Por qué suele ser la mujer la que renuncia al puesto directivo, la que reduce su jornada laboral, en definitiva, la que trata de conciliar? Si cambiamos esto, avanzaremos hacia una igualdad efectiva, en lo personal y en lo laboral. Si no estamos desaprovechando el talento femenino, desaprovechando las cualidades de las mujeres a la hora de dirigir equipos y ocupar tareas y puestos de responsabilidad en beneficio de la empresa, siempre con el fin último de que la organización sea más competitiva y rentable.

Según un estudio realizado por la consultora @samhoudwomen presentado en una jornada sobre Mujer y Liderazgo organizada por Madrid Excelente, las mujeres tienen un estilo de liderazgo que se denomina de apoyo: tienen más en cuenta al equipo con el que trabajan, escuchan más las opiniones de los demás a la hora de tomar decisiones, saben fomentar mejor el espíritu de equipo y sacar lo mejor de sus compañeros de trabajo. Otros análisis y estudios sobre las mujeres directivas refuerzan esta tesis y concluyen que las mujeres suelen ser altruistas, orientadas a las personas, cooperadoras, autoexigentes y con habilidades sociales. En definitiva, tienen las cualidades que actualmente demandan los expertos en Recursos Humanos y en gestión empresarial.

Como decía al inicio, es evidente que hay menos mujeres en la alta dirección y muchas de ellas sufren la desigualdad y el llamado techo de cristal. Soy una afortunada porque me encuentro en ese otro grupo de mujeres, las menos, que forman parte de organizaciones en las que se fijan más en el talento y la capacidad, independientemente del sexo. Actualmente en la Comunidad de Madrid, con una presidenta al frente que cree en las personas con mayúsculas y, anteriormente, en otras empresas en las que se premiaba la cultura del esfuerzo y el trabajo.

Aunque se ha progresado aún queda mucho por hacer para desterrar situaciones impropias de una sociedad moderna y avanzada en todos los aspectos. Quiero pensar que tenemos por delante un futuro lleno de oportunidades para mujeres y hombres por igual. Un futuro optimista en este terreno también.

(Tribuna publicada por Alejandra Polacci en el especial Ejecutiv@as de la revista Ejecutivos, nº junio 2011)

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